ꟷAlgo más de una semana.ꟷ Contestó
Juan acariciando la cabeza de su pequeño.
ꟷ¿Y me llevarás a las procesiones?
ꟷClaro Pepico, Cuando llegue el Lunes
Santo iremos a San Antolín a ver la primera procesión.
ꟷPero si la iglesia de San Antolín
está destrozada después de lo de la guerra.
ꟷTienes razón hijo, hasta que no
reparen la iglesia, la procesión del Perdón tendrá que salir del templo de San
Andrés, pero el alma del barrio no puede arrancarse con ninguna bomba ni ningún
incendio, y más aún cuando se acerca su día grande. El sanantolinero tiene la sangre magenta y en
lo más profundo de sus entrañas al Señor del Malecón.
ꟷ No lo entiendo ꟷ decía el muchacho
mirando extrañado a su padre.
ꟷEn estos tiempos hay cosas que ni yo las
comprendo ꟷ musitó entre dientes mientras dejaba escapar un suspiro.
ꟷ¿Padre, y cuantos pasos salen en la
procesión de Lunes Santo?
ꟷ Pues deben ser 5 o 6, no lo sé seguro, porque desde que
terminó la guerra, casi todos los años se van añadiendo nuevos tronos. Haber, déjame
pensar ꟷ comenzó a enumerar ꟷ El Prendimiento, El Caifás, La Flagelación, El
Cristo del Perdón, La Soledad… ah si, y hace dos años se incorporó El
Encuentro. Seis en total.
ꟷ¿Y usted porque no sale cargando en
ningún paso?
ꟷ¡Ay hijo!, porque nuestros tronos
siempre los portan gente de huerta, hombres acostumbrados a trabajar de sol a
sol. Yo estoy delgaducho y mi trabajo en Correos no requiere fuerza física.
Nosotros somos nazarenos de silla.
ꟷ¡Pero si siempre vemos las
procesiones de pie! ꟷ le reprochó Pepico.
ꟷEs una forma de hablar. A lo que me
refiero es que hay gente que participa de forma activa en la procesión, pero
también tiene que haber gente que esté de espectador. ¿Me comprendes?
ꟷSi ya, pero ꟷ insistió el niño ꟷ ¿Por qué, con lo que nos
gustan las procesiones, nadie de nuestra familia sale de nazareno?
ꟷPues porque salir en las procesiones
cuesta mucho dinero. Hay que pagar la cuota de la cofradía, hay que hacerse la
túnica, hay que comprar caramelos, monas, huevos duros… No son buenos tiempos.
ꟷPadre, no sé si lo sabe, pero Antonio
me ha dicho que quiere hacerse cofrade del Perdón y que se lo va a pagar con el
dinero que saque de pitar. Dice que se va a hacer árbitro de fútbol.
ꟷTu hermano ya es mayorcito y podrá
hacer con su dinero lo que quiera, pero que se olvide de lo de ser arbitro y
que se centre en estudiar para entrar en Correos, que es lo que nos da de comer
a toda la familia. Y tú, cuando seas mayor harás lo mismo, porque aunque nunca
sacaremos los pies del plato, tampoco nos faltará un plato de comida cada día.
ꟷ¿Y usted cree que alguna vez podré
salir de nazareno?
ꟷSi alguien te deja la túnica, a lo
mejor si.
ꟷ¿Padre, y este año me darán
caramelos?
ꟷAlguno te darán, digo yo.
ꟷ¿Me llevarás también a ver como
arreglan los pasos de la procesión del barrio?
ꟷIrás con madre, pues yo estaré
trabajando.
ꟷ¿Y me comprarás un tambor para tocar
el porrón chin chin?
ꟷAnda hijo, cómete la tortada, y
déjate de Semana Santa, que hoy lo que celebramos es San José y aún queda una
semana para Domingo de Ramos.
ꟷ¿Pero padre…?